domingo, 6 de abril de 2014

ABUSO SEXUAL

El abuso sexual constituye una experiencia traumática y es vivido por la víctima como un atentado contra su integridad física y psicológica, y no tanto contra su sexo, por lo que constituye una forma más de victimización en la infancia, con secuelas parcialmente similares a las generadas en casos de maltrato físico, abandono emocional,  Si la víctima no recibe un tratamiento psicológico adecuado, el malestar puede continuar incluso en la edad adulta.
En su mayoría, los abusadores son varones (entre un 80 y un 95 % de los casos) heterosexuales que utilizan la confianza y familiaridad, y el engaño y la sorpresa, como estrategias más frecuentes para someter a la víctima. La media de edad de la víctima ronda entre los 8 y 12 años (edades en las que se producen un tercio de todas las agresiones sexuales). El número de niñas que sufren abusos es entre 1,5 y 3 veces mayor que el de niños.
Los niños con mayor riesgo de ser objeto de abusos son:
  • Aquellos que presentan una capacidad reducida para resistirse o para categorizar o identificar correctamente lo que están sufriendo, como es el caso de los niños que todavía no hablan y los que tienen retrasos del desarrollo y discapacidades físicas y psíquicas;
  • Aquellos que forman parte de familias desorganizadas o reconstituidas, especialmente los que padecen falta de afecto que, inicialmente, pueden sentirse halagados con las atenciones del abusador;
  • Aquellos en edad prepúbertad con claras muestras de desarrollo sexual;
  • Aquellos que son, también, víctimas de maltrato.
Según un cálculo de las llamadas «cifras ocultas», entre el 5 y el 10 % de los varones han sido objeto en su infancia de abusos sexuales y, de ellos, aproximadamente la mitad ha sufrido un único abuso.
Los abusos a menores de edad se dan en todas las clases sociales, ambientes culturales o razas. También, en todos los ámbitos sociales, aunque la mayor parte ocurre en el interior de los hogares y se presentan habitualmente en forma de tocamientos por parte del padre, los hermanos o el abuelo (las víctimas suelen ser, en este ámbito, mayoritariamente niñas). Si a estos se añaden personas que proceden del círculo de amistades del menor y distintos tipos de conocidos, el total constituye entre el 65 y el 85 % de los agresores.


Los agresores completamente desconocidos constituyen la cuarta parte de los casos y, normalmente, ejercen actos de exhibicionismo; sus víctimas son chicos y chicas con la misma frecuencia.
El 20-30 % de los abusos sexuales a niños son cometidos por otros menores.
Es un acto considerado un delito por la legislación internacional y la mayoría de los países modernos, aunque no siempre haya una correspondencia entre el concepto psicológico y el jurídico del problema y no exista consenso sobre los procesamientos jurídicos de los abusadores.

Los testimonios de las personas que han sido objeto de abusos sexuales suelen ser ciertos. Respecto de los adultos, el síndrome de la «memoria falsa» o Falsos recuerdos suele ser poco frecuente debido a que se trata de sucesos que dejan una impronta muy relevante en la memoria. 





                                      No dejemos solos a nuestros hijos ellos nos necesitan


ABANDONO O NEGLIGENCIA



Significa una falla intencional de los padres o tutores en satisfacer las necesidades básicas del niño en cuanto a alimento, abrigo o en actuar debidamente para salvaguardar la salud,
seguridad, educación y bienestar del niño.


Cuando un padre o persona encargada del menor no se preocupa por las necesidades básicas tales como: comida, vivienda y ropa, para asegurar el
bienestar de este menor.Esta negligencia puede ser física, medica, educacional,emocional y en la supervisión.


Existen dos tipos de abandono o negligencia:




ABANDONO FÍSICO:


 Este incluye el rehuir o dilatar la atención de problemas de salud; echar de casa a un menor de edad, no realizar la denuncia o no procurar el regreso al hogar del niño/niña
que huyó, dejar al niño solo en la casa a cargo de otros menores.







ABANDONO EDUCACIONAL: 


 No inscribir a su hijo en los niveles de educación obligatorios para cada provincia; no hacer lo necesario para proveer la atención a las necesidades de educación especial.



En diversas oportunidades realizar el diagnóstico de negligencia o descuido puede presentar problemas de subjetividades. El descuido puede ser intencional como cuando se deja a un niño sin comer
 como castigo, o no intencional como cuando se deja solo a un niño durante horas porque ambos padres trabajan fuera del hogar. En este último ejemplo como tantos otros que genera la pobreza, el abandono o
descuido es más un resultado de naturaleza social que de maltrato dentro de la familia.

El abandono o la negligencia, no es un fenómeno que se vea sólo en las personas de baja condición económica. También podemos verlo en la clase media o incluso en la clase llamada “pudiente”.

Signos que nos dan la pauta que un niño puede estar sufriendo maltrato por negligencia o abandono:

- Falta frecuentemente a la escuela

- Pide o roba plata u otros objetos a compañeros de colegio.

- Tiene serios problemas dentales o visuales y no recibe tratamiento acorde.





- Es habitual que concurra a clases sucio, o con ropa inadecuada para la estación, sin que la condición de sus padres sea la de pobreza extrema.
- El niño/a comenta que frecuentemente se queda solo en casa o al cuidado de otro menor.





Signos que nos da la pauta que los padres o tutores están siendo negligentes o abandonando al niño:
- Se muestran indiferentes a lo que los docentes dicen del niño/a.
- Su comportamiento en relación al niño/a o a la institución es irracional.
- Padecen de alcoholismo u otra dependencia.
- Tienen una situación socio económica que no explica el descuido en la higiene, el uso de vestimenta inadecuada para la estación, o la imposibilidad de solución de algunos de sus problemas de salud que presenta el niño.


MALTRATO PSICOLÓGICO





El abuso psicológico en un niño ocurre cuando alguien intencionalmente provoca dolor mental o emocional, angustia o sufrimiento a un niño. Un niño es cualquier persona menor de 18 años de edad. El abuso psicológico incluye el rechazo, insultos, amenazas, humillación, intimidación o acoso por medio de palabras o acciones. Esto podría incluir el ignorar al niño, no hablarle o aislarlo de su familia, amigos o de sus actividades regulares. También es cuando alguien anima, utiliza o le muestra al niño cómo hacer algo ilegal.

¿Qué aumenta el riesgo de un niño de sufrir abuso psicológico?

Las condiciones de vida de pobreza, violencia o de multitudes podría ser una de las razones por las cuales ocurre el abuso psicológico. Las siguientes son otras posibles causas y condiciones que pueden aumentar el riesgo de un niño de sufrir abuso psicológico:
  • Riesgos relacionados al niño:

    • Que el niño sea menor de 6 años de edad.
    • Que el niño tenga problemas de aprendizaje o de memoria.
    • Que el niño tenga una condición crónica o necesidades especiales.
    • Que el niño no tenga familiares o amigos que lo puedan cuidar.
  • Riesgos relacionados con la gente que rodea al niño:

    • Que el niño tenga un padre soltero o adolescente.
    • Que el niño esté rodeado de alguien que ingiere alcohol o que use drogas.
    • Que el niño esté alrededor de alguien que tiene historial de violencia familiar como abuso físico, sexual u otro.
    • Que el niño esté rodeado de alguien que tenga trastorno de personalidad, depresión u otra enfermedad mental.
    • Que el niño esté alrededor de alguien que tiene estrés debido al trabajo o a problemas financieros.
    • Que el niño esté alrededor de alguien que le falte el conocimiento acerca del desarrollo normal de un niño.


Cuáles son los signos y síntomas del abuso psicológico?

El niño puede empezar a comportarse de una manera que no es normal para él. Los siguientes son algunos de los posibles síntomas de abuso psicológico que el niño puede mostrar:
  • El parecer perturbado o asustado
  • Evitar el contacto visual o no hablar abiertamente con otros
  • Sentirse inquieto, tímido, deprimido o retraído
  • Desesperación o baja auto estima
  • Problemas para dormir
  • Cambios repentinos en el estado de humor o en los patrones alimenticios
  • Deseo de herirse a sí mismo o a otras personas














MALTRATO FISICO





El maltrato físico infantil o trauma infantil no accidental se refiere a fracturas y otros signos de lesión que ocurren cuando se golpea a un niño con ira.
Los signos físicos de maltrato infantil solían denominarse síndrome del niño maltratado. Este síndrome se refiere a múltiples fracturas que ocurren en momentos diferentes en niños demasiado pequeños como para haberlas sufrido a raíz de un accidente. 

El maltrato físico tiende a ocurrir en momentos de gran estrés. Muchas personas que infligen maltrato físico también fueron maltratados en su infancia y, como resultado, a menudo no se dan cuenta de que el maltrato no es la forma apropiada de disciplina.
Las personas que maltratan físicamente, a menudo, también tienen muy poca capacidad de controlar sus impulsos, lo cual impide que piensen en lo que sucede como resultado de sus acciones.
La tasa de maltrato infantil es bastante alta y la forma más común es el abandono.
Los mayores factores de riesgo que predisponen al maltrato infantil abarcan:
  • Alcoholismo.
  • Violencia doméstica.
  • Drogadicción.
  • Ser padre o madre soltera.
  • Falta de educación.
  • Pobreza.
Sin embargo, es importante destacar que los casos de maltrato infantil se encuentran en toda clase social u origen étnico. Es imposible diferenciar entre maltratadores y no maltratadores por su apariencia u origen.



MALTRATO INFANTIL





Se denomina maltrato infantil o abuso infantil a cualquier acción (física, sexual o emocional) u omisión no accidental en el trato hacia un menor, por parte de sus padres o cuidadores, que le ocasiona daño físico o psicológico para su desarrollo.
La definición de «maltrato» debe, además, tomar en cuenta, al menos, tres criterios:
1. La consideración de una acción u omisión como «maltrato» depende, en muchos casos, de la edad del niño.

2. La situación psico-fisiológica del menor puede condicionar las consecuencias de la acción u omisión ejercidas sobre él, lo que puede conllevar una relativización de su consideración como maltrato.

3. Hay que tener también en cuenta que no necesariamente todos los actos de maltrato tienen por qué dejar secuelas inmediatas y visibles en el menor; esto es especialmente relevante por cuanto las consecuencias importantes de los casos de maltrato infantil no suelen ser las físicas, sino las que afectan al desarrollo del menor a medio y largo plazo.


El abuso infantil ha sido un conflicto que ha persistido desde los pueblos y civilizaciones de la antigüedad donde utilizaban a los niños para realizar sacrificios y rituales. Sin embargo, según este texto, no hace tanto tiempo que la sociedad obtuvo control sobre el abuso en los menores de edad. En los Estados Unidos se creó una organización la cual, se dedicó ayudar a niños desamparados y la misma fue conocida como “Child Welfare Movement”(Movimiento Bienestar de la Infancia). Además surgieron otras organizaciones contra el maltrato infantil tal como la Sociedad Neoyorquina para la Reforma de los Delincuentes Juveniles en 1825, cuyo propósitos fue ayudar a niños maltratados y abandonados por sus padres o familiares. Años más tarde se fundó en el estado de Nueva York la “Society for Prevention of Cruelty of Children” la cual, surgió como fuente de inspiración para desarrollar otras organizaciones contra el abuso infantil en los Estados Unidos y Europa. Aunque, según el texto, en 1874 fue la primera vez que se ganó un caso referido al abuso o maltrato de infantil cuando una menor de nueve años nativa del estado de Nueva York fue sometida a abuso físico. Una trabajadora de caridad ayudó a la criatura y la misma se acudió a la Sociedad Americana para la Prevención de crueldad de los animales donde la trabajadora, encargada del caso de la menor expresó lo siguiente: “la menor merecía tanta protección como a un perro común” y con estos testimonios pudieron ganar el caso.
Con todo, se considera que, en general, los criterios para calibrar una determinada situación como «maltrato» deben fundamentarse en las consecuencias en el menor, tanto en los daños producidos como en las necesidades no atendidas de este. Este se define como los abusos y la desatención de que son objeto los menores de 18 años,e incluye todos los tipos de maltrato físico o psicológico,abuso sexual,desatención,negligencia y explotación comercial o de otro tipo que causen o puedan causar daño a la salud, desarrollo o dignidad del niño.